La Constitución regula en su título noveno la composición y funciones de Tribunal Constitucional, pero no dice, porque no hace falta, que es el defensor de la Constitución.
Defensor de la Constitución quiere decir que existe para proteger lo que en la Constitución se ha acordado. No para inventarse la Constitución.
Supone al mismo tiempo que tiene que impedir toda modificación tácita de la Constitución.
Pero desde hace ya decenios, en multitud de materias, el Tribunal Constitucional ha permitido, consentido, e incluso provocado una modificación tácita de la Constitución.
Uno de los casos más sangrantes, verdaderamente llamativo y asquerosamente real, es el relativo a la permisión a determinados sujetos de utilizar fórmulas para prometer o jurar que defenderán y protegerán la Constitución, mediante la utilización de fórmulas que de hecho desvirtúan el juramento mismo.
Véase la Sentencia haciendo click abajo. No sé pierdan los votos particulares.
Sentencia 65/2023, de 6 de junio
Se acaba con toda forma de promesa, porque no estamos ante matices, sino ante palabras destinadas y expresamente orientadas, con expresa voluntad de que sea así, para desvirtuar el juramento.
Esto es algo muy fácil de hacer y muy evidente para cualquiera que quiera estar dentro de los márgenes del sentido común. Si yo juro que «pagaré determinado dinero», pero que lo haré «siempre que me venga en gana», no estoy jurando nada. Y eso es lo que hacen los nacionalistas y separatistas y otros gentes que están en el sistema constitucional para destruirlo por dentro.
Asombra que siete jueces tan sesudos y al mismo tiempo tan izquierdistas se arroguen la competencia de desvirtuar la Constitución permitiendo este tipo de juramentos.
Yo comprendo que tienen que quedar bien con su ideología, cuando no religión alternativa. Pero no tengo la más mínima duda de que ninguna persona medianamente formada sabe a la perfección que el contenido de un juramento que queda desvirtuado por los matices que se incluyen en el mismo, es un «no juramento», un fraude. No es cumplimiento: es «cumplo y miento». Es decir, que no se está jurando la Constitución.
Me parece que el Tribunal Constitucional es, no a día de hoy, sino desde hace ya decenios, un problema político muy serio para la propia Constitución Española, y que es necesario reformar la Constitución para eliminar este Tribunal y pasar todas sus competencias al Tribunal Supremo, porque está visto que un tribunal político, configurado de esta absurda manera, no ejerce sus funciones con objetividad.
«Prometo que esta es mi opinión, si bien prometo que puedo cambiarla en cualquier momento». ¿Esto es absurdo verdad? Pues es lo mismo que el Tribunal Constitucional ha dado por bueno.
Y si no les gusta mi propuesta, ni mi opinión, que se aguanten. Porque mi libertad de expresión es por lo menos tan buena como la suya. Si no les gusta lo que digo, que dimitan.
Lo he dicho y lo repito: para modificar la Constitución hace falta acudir a su título décimo, no a su título noveno.